miércoles, 15 de agosto de 2012

APROVECHEMOS LA SIESTA

<Tan sólo el pueblo conoce su bien y es dueño de su suerte;
pero no un poderoso, ni un partido, ni una facción.
>
S. Bolívar

La MANE, la Minga y la Marcha Patriótica son los movimientos populares mas destacables en colombia en los últimos años, y no son los únicos, por fortuna, solo por mencionar los que tienen renombre, los mas representativos con el fin de corroborar la idea de un movimiento de masas populares organizado y efectivo.  A diario vemos en  el país otro tipo de organizaciones mas pequeñas, espontáneas, especificas; o procesos muy bien formados que eligen adherirse a una de los tres movimientos mencionados.
Quiero destacar esto porque es necesario sanar nuestra vapuleada esperanza, observar el otro paisaje desde el borde del camino, por supuesto, sin detener el trote.
Estas son reacciones a un sistema que ahorca, reacciones que vienen de comunidades colombianas que no han perdido su sensibilidad y que no abdican al futuro al que tienen derecho.
¿Acaso pensaban que nos íbamos a quedar quietos?
Los colombianos nunca hemos estado quietos, aunque muchas veces lo parezca, aunque la violencia de las minorías aplaquen la rebeldía y obliguen a los débiles, a los pobres, a los nadie y algunos cobardes a asumir con callada resignación la triste derrota de sus sueños.

Hoy, después de importantes victorias de los dueños de las cosas (Plan Colombia, Seguridad Democrática, TLC) se han aflojado un poco las manos sobre el cogote del pueblo colombiano, pues ya tienen todas las puertas abiertas a todos los tesoros de esta tierra; gracias también a las fútiles peleas de la derecha partidista se han dividido las fuerzas de sus representantes públicos y de la masa que las avala -muchos conscientes de ser de derecha, muchos otros más llevados por la inercia y el mensaje de las empresas de propaganda masiva-; las fuerzas paramilitares ya no se concentran en triunfos políticos y en complacencias con la oligarquía patrocinadora, aunque miserablemente continúan apuntando al poco pueblo que les falta por asesinar, la mayoría de sus facciones están hechizadas con el narcotráfico.

La desembocadura de todo esto ha cimentado un terreno favorable a la izquierda colombiana. Una izquierda que requiere cumplir con las reglas del juego, que en nuestra condición de república reposa en la constitución. Aquí es donde se hace necesario un partido que unifique no un partido que parta. Los movimientos sociales por mas ejemplares y tenaces que sean requieren un canal de entrada al poder constitucional, dependen de un partido político y a su vez los que ocupan altos cargos en estos partidos deben ser los mas fieles representantes de estas organizaciones populares. Una dinámica que tiene sentido ya que ambas esferas comparten profundamente los principios y necesidades del pueblo colombiano.
La opción partidista para fortalecer la izquierda en colombia es el PDA, el cual, desafortunadamente no congenia por completo con las expresiones organizadas populares –lo hizo bien con la MANE pero falta mucho para el dialogo productivo con la Minga y con la Marcha.– ¿tiene algo que ver que sean organizaciones provenientes de las montañas?
Pero el PDA no es el único que divide al descalificar oficialmente al Partido Comunista, la división la inicio Petro con su toldo progresista.
¿Qué hacer con esta necesidad mutua? La cual, ademas, debe romperse y convertirse en una misma necesidad ya que no debe existir una izquierda política por un lado y una izquierda popular por otro. colombia urge y adeuda una izquierda unida y fortalecida por lo menos en torno a las necesidades prioritarias que todos los de izquierda compartimos, una izquierda para las exigencias de este momento histórico. No podemos desaprovechar las ventajas coyunturales actuales, que no son tantas, son producto de la siesta que se toma el poder luego de su gran victoria. Claramente este es un momento para la izquierda que la izquierda esta desaprovechando, hoy es el momento para rendir al roncador.

El PDA ha sido faro y protector en muchas ocasiones de los intereses no solo de la izquierda sino de todo el pueblo colombiano, quizás hoy es el momento en el que debe aprender a obedecer la voluntad del pueblo raso –un pueblo analfabeto en lectoescritura que esta dando cátedra en política– para que el partido no quede por fuera de la importante etapa que se avecina en la historia de colombia.
Que no se cumpla entonces, como otra vez y otra vez más, que los dirigentes han sido inferiores a su pueblo.

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