La sicologia del amor en el hombre, a partir de una re lectura de la "insoportable levedad del ser" un viernes en la madrugada....
Por Sago
Bien lo decía Tomas: “son dos pasiones no solo distintas, sino casi contradictorias”….
Y pensándolo detenidamente, la primera de estas pasiones es la mejor forma de materializar el juicio kantiano y su contemplación desinteresada, es una manifestación impecable de lo que implica la aprehensión estética de la realidad, y la exquisita confluencia de la levedad y el goce; mientras que del otro lado esta su contraparte, esa segunda categoría en la caracterización kunderiana de dos de las pasiones contradictorias que nos puede producir una mujer; y que claro que es discordante y contraria a la primera, pero no excluyente necesariamente; esta segunda pasión es ajena a la levedad, implica reconocimiento, focalidad y sintonía; es producto de una vivencia que traspasa la dimensión estética, que nos exige concentración constructiva y participación conjunta; es peso, gravidez y complejidad pero que al sentirla comporta la mas intensa plenitud.
Ahora, que fue lo que le falto a Kundera? Pues percatarse que con esta peculiar apreciación de Tomas, estaba dándole solución a uno de los tantos enigmas que aquejan al hombre, por que cuando estas dos pasiones dejan de ser contradictorias y se vuelven complementarias, cuando el deseo de hacer el amor con una mujer y el deseo de dormir con una mujer, confluyen y se entrelazan, y es en una misma mujer en la que germinan estas dos pasiones, estamos asistiendo de manera desprevenida o conciente a la manifestación sensible de ese extraño sentimiento al que llamamos “Amor”.
Bien lo decía Tomas: “son dos pasiones no solo distintas, sino casi contradictorias”….
Y pensándolo detenidamente, la primera de estas pasiones es la mejor forma de materializar el juicio kantiano y su contemplación desinteresada, es una manifestación impecable de lo que implica la aprehensión estética de la realidad, y la exquisita confluencia de la levedad y el goce; mientras que del otro lado esta su contraparte, esa segunda categoría en la caracterización kunderiana de dos de las pasiones contradictorias que nos puede producir una mujer; y que claro que es discordante y contraria a la primera, pero no excluyente necesariamente; esta segunda pasión es ajena a la levedad, implica reconocimiento, focalidad y sintonía; es producto de una vivencia que traspasa la dimensión estética, que nos exige concentración constructiva y participación conjunta; es peso, gravidez y complejidad pero que al sentirla comporta la mas intensa plenitud.
Ahora, que fue lo que le falto a Kundera? Pues percatarse que con esta peculiar apreciación de Tomas, estaba dándole solución a uno de los tantos enigmas que aquejan al hombre, por que cuando estas dos pasiones dejan de ser contradictorias y se vuelven complementarias, cuando el deseo de hacer el amor con una mujer y el deseo de dormir con una mujer, confluyen y se entrelazan, y es en una misma mujer en la que germinan estas dos pasiones, estamos asistiendo de manera desprevenida o conciente a la manifestación sensible de ese extraño sentimiento al que llamamos “Amor”.
1 comentarios:
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