martes, 14 de febrero de 2012

EL HOMBRE ES LA MEDIDA DE SÍ MISMO Y SOLO DE SÍ MISMO


<la tierra no pertenece al hombre
es el hombre el que pertenece a la tierra.>
El hombre y la tierra, Agua Bendita


Desde que la humanidad tienen memoria, es decir, en la historia de la humanidad, nos hemos puesto en el centro del universo. Con un pensamiento primitivo creímos que cada fenómeno de la naturaleza era una manifestación de un ser superior, hay una comunidad de dioses que se dedican a manejar el cosmos exclusivamente para nosotros, a favor o en contra nuestra, para lograr su beneplácito teníamos que complacer sus descabelladas exigencias.

Mas tarde la superstición se vio superada por una invención mas sofisticada, la religión; en nuestra cultura eso significa la religión judía la cual enseña que el universo esta por completo a nuestra disposición, que el ser humano es la mayor obra de él, es nuestro para nuestro empalago, las cosas están intencionalmente puestas de manera que nosotros estamos en el centro de todas las cosas, las estrellas, los planetas, el sol, en fin… el universo entero gira a nuestro alrededor. El creador de todo esto es uno solo, es mas fácil de este modo, sin tantas confusiones y personalidades que satisfacer, los mezclamos todos y de allí surge uno solo con mas poder que la simple suma de los poderes anteriores; pero no solo el poder es mayor también su mal humor y sus pedidos.
Esta actitud de dios es realmente odiosa, no solo para nosotros su máxima obra, también para sus familiares mas allegados, incluso su hijo se dispone a cambiar esto drásticamente.
 Después del cristianismo el nuevo dios ya no juega caprichosamente con nosotros, ahora somos hijos consentidos por las bendiciones de nuestro padre celestial, si alguna maldición nos acecha es culpa de un nuevo personaje en la trama, un joven colorado muy astuto que a pesar de tener tanto poder como un dios a todos se nos prohibe considerarlo como tal. Y la vida y el propósito de este otro dios recae también sobre nuestra raza, su existencia no tienen otro sentido que amargar la nuestra.


Llegó el tiempo en que empezaron a surgir y resurgir ideas peligrosas que desbarataron el armonioso equilibrio del universo, ideas que desplazaron al hombre del centro tanto físico como simbólico, poco a poco el ser humano se redujo a la insignificancia ¡Ay! grita de dolor la vanidad humana después de sufrir su mas grande herida. Pasamos de ser príncipes de la creación a ser una mota de polvo en los recovecos del cosmos. Y una mezcla de orgullo y de fuerza decidieron ir por la reconquista, si el universo no fue nuestro regalo debe ser porque no tiene dueño, siendo así no nos queda mas remedio, adueñarnos de él por nuestros propios medios.


Dios no esta entre uno ni muchos, ni en las estrellas del alto firmamento ni debajo de las piedras a nuestros pies, hemos buscando por milenios y hoy vemos que todos los dioses están en nosotros. El dios se hizo mas artificial que nunca, mas tangible y manejable, la técnica y la tecnología, hijas de la diosa razón volvieron a elevar el grito ¡nosotros somos el centro! nuestros brazos mueven el universo, no requerimos profetas para ver el futuro pues el futuro se inventa en nuestras mentes. Pero el escenario no es el mismo universo infinito de antaño, nuestros actos están confinados a este mundo, somos actores sin publico, somos actores y al tiempo publico. Occidente se adueña del mundo y cree que él es el mundo, su arma Capitalismo nos ha devuelto la vanidad y creemos que este planeta es una mas de nuestras posesiones.
Pero en esta pequeña mota de polvo aun hay mas mundos que resisten y luchan fuera del centro tan solo para que nos demos cuenta que en un universo infinito no puede existir tal cosa como el centro.


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